El dolor musculoesquelético es una de las causas principales de dolor crónico no oncológico y de discapacidad laboral que afecta a un porcentaje que oscila entre el 30-40% en el caso del dolor de espalda en adultos, el 15- 20% en el dolor de cuello y hombros, y entre el 10-15% para el dolor de rodilla y el dolor crónico persistente. Se produce por disfunción o daño que afecta a huesos, articulaciones, músculos, tendones o ligamentos.

Dentro de las patologías que pueden provocar este tipo de dolor están las contracturas, distensiones, roturas y fibrosis musculares, fibromialgia, polimialgia reumática, tendinitis, traumatismos, sinovitis, artritis reumatoide, artrosis, lumbago, lumbociática, etc. Los medicamentos más utilizados son los analgésicos y los antiinflamatorios no esteroideos tradicionales (AINES), que no están exentos de efectos secundarios y de los que se recomiendan dosis bajas durante el menor tiempo posible, por lo que se hacen necesarias alternativas como las plantas medicinales que no presentan estos inconvenientes.

Principios activos:

– Harpagofito (Harpagophytum procumbens): También conocida como garra del diablo por su morfología, es una planta medicinal originaria de África, muy popular entre los remedios naturales contra la artrosis, aprobada por la Comisión E alemana para el tratamiento de enfermedades degenerativas del sistema musculoesquelético. Los principales principios activos responsables del efecto antiartrósico son los glucósidos iridoides (harpagósido, harpágida y procumbida) con demostrados efectos analgésico, antiinflamatorio y protector articular. También se ha observado que puede actuar en sinergia con los medicamentos opiáceos, lo que permitiría reducir las dosis de éstos.

– Boswellia o Incienso indio (Boswellia serrata): Utilizada desde hace cientos de años por la medicina ayurvédica en patologías relacionadas con la inflamación, pose un importante efecto antiinflamatorio diferente al que se obtiene con los antiinflamatorios no esteroideos, pues inhibe la enzima 5-lipoxigenasa (5-LOX), el ácido 5 hidroxieicosatetraenoico (5-HETE) y el leucotrieno B4 (LTB-4) implicados en diferentes procesos proinflamatorios, gracias a los ácidos boswélicos que posee.

– Uña de gato (Uncaria tomentosa): Es una enredadera espinosa que puede alcanzar hasta los 30 metros. Crece principalmente en la selva amazónica, así como en áreas tropicales de América del Sur y Central. Su actividad antiinflamatoria ha sido atribuida, al menos en parte, a los glucósidos del ácido quinóvico, aunque son más efectivos los extractos completos de la planta que el principio activo aislado. Actúa como un potente antiinflamatorio al inhibir la producción de mediadores inflamatorios como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a), el factor nuclear kappa beta (NF-kB) y la prostaglandina E2 (PGE2).

Precauciones: No se han descrito.

Ingredientes:

• 750 mg de extracto seco de uña de gato (3% de alcaloides).
• 400 mg de extracto seco de boswellia (65% de ácido boswélico).
• 100 mg de extracto seco de harpagofito (20% de harpagósidos).
• 60,2 mg de magnesio.